CINCO CALIFAS, CINCO UNIVERSOS
ORIGEN DEL CALIFATO
El escritor y crítico taurino aragonés, Mariano de Cavia, al calificar a Rafael Molina Sánchez “Lagartijo”, como el Califa del toreo, estaba creando lo que sería el trofeo más apreciado para los toreros cordobeses; el Califato, la gran aportación de Córdoba a la historia de la tauromaquia. Era sinónimo de ser el primero en el escalafón de los toreros cordobeses.
El Califato puede definirse de la siguiente manera:
En primer lugar, ser cordobés de nacimiento. Ostentar al menos, en seis temporadas consecutivas, uno de los tres primeros puestos en el escalafón de matadores de toros. Conmocionar al mundo taurino, marcando una pauta en el ejercicio de su profesión. Recibir el reconocimiento y respeto del público y en su trayectoria considerársele número uno en el escalafón de matadores de toros y constituirse en el centro de atención popular. Pasear por las plazas de toros del mundo su origen cordobés, y por último, que su nombramiento de Califa responda a una aclamación de la mayoría de la afición.
La gran aportación de la ciudad de Córdoba a la historia de la Tauromaquia ha sido el Califato.
El Primer Califa fue Rafael Molina Sánchez “Lagartijo” (1841-1900). Nació en Córdoba. Fue banderillero a las órdenes de Pepete y formando parte de las cuadrillas de su paisano Antonio Luque “Camará” y de los sevillanos José y Manuel Carmona, los célebres “Gorditos”, siguió de subalternos de Antonio “Gordito” y en su presencia recibió la alternativa en Madrid de manos de Cayetano Sanz en 1865. Lagartijo se confirmó como la primera figura del toreo en España hasta 1893, año de su retirada, organizó cinco corridas con motivo de su despedida en las plazas de Zaragoza, Bilbao, Barcelona, Valencia y Madrid. Intervino en 1.645 corridas, estoqueando 4.872 toros. Toreó en París. Diestro de suprema elegancia, empaque, maestro completo. Como gran competidor tuvo a Frascuelo. Practicó todas las suertes desde el capote a las banderillas, a la muleta de forma impecable. A la hora de matar, con astucia y habilidad, ponía aquellas media estocadas que han pasado a la historia como “medias lagartijeras”.
El Segundo Califa que Córdoba ha ofrecido a la fiesta nacional, fue Rafael Guerra Bejarano “Guerrita” (1862-1941) que tomó el nombre de “Llaverito” cuando inició sus primeros pasos en la “Cuadrilla de niños Cordobeses” organizada por “Caniqui”.
Tomó la alternativa en Madrid de manos de su maestro “Lagartijo” en 1.871.
Fue el primer torero que cruzó el Atlántico y toreó en la Habana, en Cuba y en Nimes, Francia.
Hasta su retirada actuó en 892 corridas y estoqueó 2.577 toros, fue el torero más completo después de Paquiro, variado con el capote, magistral en las banderillas y dominador de la muleta, aunque su arrogancia y suficiencia en los ruedos, no fue perdonada ni por la crítica, ni por el público. Sufrió diez cogidas importantes.
“Guerrita“ se fue de los toros sin previo aviso en la temporada de 1899. El 15 de Octubre actuó por última vez en la Feria del Pilar de Zaragoza.
Tras su retirada, creó el centro taurino por excelencia en Córdoba, El Club Guerrita y la corrida en homenaje a la mujer cordobesa.
Esta constelación de cordobeses que inunda La Fiesta, fue continuada por el Tercer Califa, Rafael González Madrid “Machaquito” (1880-1955). Torero de desmedido valor, al estilo de Espartero. En sus comienzos compitió con Rafael Molina Martínez “Lagartijo Chico”. Tomó la alternativa en Madrid en 1900 de manos de Emilio Torres “Bombita”. En los primeros años del siglo XX compitió con Vicente Pastor, con Rafael “El Gallo” y con el propio “Bombita”. Toreó en América. Mató 1.856 toros hasta su retirada y actuó en 754 corridas. Se le concedió la Cruz de Beneficencia por su forma valiente de torear en Hinojosa del Duque cuando se vino abajo parte de los tendidos y jugándose la vida estoqueó al toro que se encontraba en el ruedo y que hubiese corneado a muchos de los espectadores. Su última corrida fue en Madrid en 1913 en la que le dio la alternativa a Juan Belmonte. El escultor Mariano Benlliure realizó en bronce un homenaje a este gran maestro en su escultura “Una estocada de Machaquito”, conocida como “La estocada de la tarde”, a la magistral faena al Miura Barbero el 7 de mayo de 1907.
El barrio del matadero de Santa Marina, fue cantera inagotable del llamado siglo de oro cordobés que comenzó con “Lagartijo” . Y aquí nace el Cuarto Califa , Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete” (1917-1947). A los doce años dio sus primeros capotazos y recorrió España como miembro del espectáculo itinerante “Los Califas”. En 1935 recibió la alternativa de manos de Rafael Jiménez “Chicuelo” en Sevilla y ese mismo año, se la confirmó Marcial Lalanda en Madrid. Su peculiar estilo alcanzó la perfección en la suerte de matar. Inventó un pase con su nombre “la manoletina”. Hasta su prematura muerte en Linares, apenas cumplidos los treinta años, lidio 71 corridas en todas las plazas de España y América .Tuvo una gran rivalidad con el mexicano Carlos Arruza y el español Luis Miguel Dominguín. Murió en Linares a consecuencia de la cornada que le infirió el toro Islero en 1947.
Manuel Benítez “El Cordobés” nacido el Palma del Río, ha sido proclamado V Califa. Recibió la alternativa en Córdoba en 1963 en la antigua Plaza de los Tejares, de manos de Antonio Bienvenida y la confirmó en Madrid en 1964. Su toreo lleno de recursos efectistas, le dió una gran popularidad, pese a las críticas de los puristas. Llenó las plazas de España, América y Francia. El cartel de no hay billetes era la seña de identidad de las plazas donde toreaba.
Inauguró la Plaza de Toros de “Los Califas” de Córdoba en 1965. No tuvo rival en su época y su carácter abierto se ganó la popularidad y consiguió revivir la Fiesta. Fue líder de la estadística en los años 1965-67-70-71. Se retiró inesperadamente en 1973 para reaparecer unos años más tarde en 1979 y en sucesivas ocasiones.